lunes, 4 de mayo de 2015


Lunes 4 de mayo del 2015
En el día de la fecha dejo constancia por medio de esta carta lo sucedido hace unos días con un compañero del profesorado (de PEP en el turno tarde)
El compañero se llama Lucas Gabriel Rojas Britez y aproximadamente a fines de marzo, esta persona empezó a acosarme. Me seguía fuera de los horarios escolares y en reiteradas ocasiones. Intenté hablarle para que esta sitaución pare, pero no funcionó.
Teniendo en cuenta que la postura de mi compañero no iba a cambiar y sintiendome completamente incómoda con esto, interrumpiendo así, mis estudios. Porque con esta situación se me van las ganas de asistir día a día al colegio.
Ya pasando un mes de esta situación (situandonos en el mes de abril) hablé con el padre de la iglesia de mi barrio. Y al contarle lo sucedido, este reconoce a la persona y me cuenta que conoce a mi compañero desde hace 6 años. Que este era golpeador (golpeaba a la madre) y que anteriormente participaba como ayudante en la iglesia, pero que el cura “superior” lo echa de la iglesia por miedo a que suceda algo con los niños de catequesis y de apoyo escolar. Me dijo que me quedara tanquila porque “eso de seguirte, es normal para él. Pero todavía no se ha tenido actos de violencia con el “exterior”, con su madre sí, pero con los de afuera no”
Luego de esto, decidí que tenía que hablar con alguien y fui a hablar con Gimena (del centro de estudiantes) la cual me llevó con la regente y hablamos.
Pasaron unas semanas y la regente me llamó para hacer un acta, fui a la oficina acompañada de dos compañeras como testigos ( Brenda Gómez, también del centro de estudiantes, y María Belén Sayagua ) las cuales dijeron también haberse sentido incómodas por este chico en reiteradas ocasiones, ya que Lucas tiene un comportamiento de desvalorar a la mujer, ya sea en clase o fuera del aula.
Luego de que el tutor Atilio habló con él, el próximo encuentro que tuve fue en la UTN, cuando me siguió con sus amigas y después hasta la parada. Aunque no hizo nada en concreto, el mensaje es claro. Y estando yo, en una situación de acoso, me siento muy perseguida. Hoy en día, me encuentro tomando un tipo de pastillas para calmar los ataques de pánico que me producía salir de casa, y mismo salir de mi habitación.
Aunque no tengo la guardia baja, ya no me persigo como antes. Pero quiero que esto quede sentado como algo en nuestras vidas nos afecta, y de modo puede llegar a nostros.

Eliana Juarez, estudiante de 1° año del PEP, turno tarde.

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