viernes, 7 de septiembre de 2012

Para que sufras en la agonía de tus palabras inocentes.

A ver, te voy a ser totalmente sincera. No sirve mentir, al menos no acá.
Si, te tengo odio. Un odio profundo.
Escucho tu nombre y me hierve la sangre del desprecio que te tengo.
Me das asco, sos como un escupitajo, el mismo que voy a lanzar en tu cara cuando estés en el piso inconsciente a causa de los golpes y el dolor físico que te voy a hacer sentir.
 Me gustaría tener una sala de torturas, para usarla con vos solamente.
La escena que vaga en mi mente es simple, es tan cruel que me llena de gozo.
 Como me gustaría incendiarte, verte arder en las llamas de mi odio profundo.
Quiero arrancarte la piel con mis manos.
Quiero dejarte un tajo en la cara y que se te infecte, así veas todos los días tu cara al espejo y sepas que conmigo no se juega.
Cuando te vea sufriendo lo voy a disfrutar, va a ser un show espectacular.
A veces se debe tener paciencia para ver a alguien en su límite.
No pienso tener piedad, ni mucho menos lástima.
De vos? Por favor! Sos una idiota.
En la sangre te va a correr la adrenalina, el dolor y el pánico.
La cara que pongas cuando estés sufriendo y tengas tu alma ahí frente a mi, eso si que va a ser un deleite.
Ahora, cuando te veo la cara, veo miedo y me encanta.

Y cómo ya dije que sos vos, me despido.
Solo siento un gusto dulce que va a ser tu dolor.

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