domingo, 8 de julio de 2012

Tarde y temprano.


Ya siento que es tarde. Nuevamente se me hace tarde, y no solo en cuanto a tiempo si no que también en cuando a soluciones, es tarde para solucionarlo. Ya lo siento, ya no es problema. Me tengo que acostumbrar a él o me voy a consumir.
  En el fondo de mi corazón algo me dice que no, que no confíe. No sé si confiar, en mi intuición o en las demás personas. ¡Qué dilema!
 Pero ya no voy a quedarme en la nada.
Y si, era tarde. Pero  ahora ya es temprano. Es temprano para saber todo esto, es temprano para que la realidad me acaricie de esa forma casi obsesiva. Es temprano pero no puedo retroceder, es temprano para creer que  es tarde.
Hoy vuelve a ser tarde. Tarde para creer en sueño, tarde para pensar que un ángel me cuida. Para ver como las cicatrices vuelven a abrirse, igual que en el pasado. 
Estoy en lugar en el que todo da vueltas. Donde la cara del mundo cierra sus ojos para ver la nada.
Donde más allá del cielo hay mas cielo. Y más allá de esas paredes se destrozan mis pensamientos unos contra otros.
El rostro de un moneda ya no está, ahora está el dedo medio mirándome solo. Diciéndome lo mismo que muchos. Ahora no importa, mi corteza es dura y no pueden traspasarlos.                                                                                      Pero por dentro me autodestruyo. Sola…Sin excusas.
Cada vez es mas tarde, mis pensamientos se pierden en un sinfín de hojas secas, de brisas heladas que acarician la cara haciéndote creer que alguien te tiro esa caricia desde muy lejos.
Ya es tarde, tan tarde que desgarra. No deja otra cosa que sangre y dolor, mucho dolor. Varada en el tarde me quedo, solo caminar con lentitud y esperar que algún día vuelva a ser temprano.

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