jueves, 29 de octubre de 2015

Las nubes se disipan y el cielo puedo ver

Soy niña, soy mujer. Estoy en proceso de cambios. Me confundo y me encierro porque todo me hace daño.
 Hoy la temática no va a ser con rimas. Esta vez sí voy a lograr no rimar, esta vez lo que escribo es relato. Sangre que sale directamente de mi corazón.
 Después de esa visita me vi en un dilema, una duda que puede herir al que lo sepa. Pero con este texto espero que todo quede claro y que su corazon sane, quiero que suspiremos juntos de alivio confirmando que sí, que sobrevivimos, que nuestra amor fue más fuerte.
 Pero qué es el amor? "Amar no es querer. Amar es libertad" dijo Daniel. Dudé, dudé si lo amaba o lo quería. Puse a mi corazón bajo una lámpara muy fuerte para ver dónde estaba el amor, para ver si lo quería o si lo amaba. Pero no veía nada. No había ni amor ni cariño, era sólo un corazón.
 Me Asusté por no saber reconocer mis propios sentimientos. Me acordé de mi amiga Rocío que sufría porque su novio la había dejado "DUDAS DE QUE? DOS AÑOS Y PICO" me dijo llorando. Y es que dos años de relación y más hacen a la gente dudar? Estaba yo dudando? Dos años y pico... Recuerdo que una vez alguien me dijo que cuando se cumplían 3 meses de relación, ese tercer mes iba a ser el más complicado. Y si con los años es igual? Y si el tercer año es el que confirma todo? El que hace y rehace? El que suelda?
 Hoy pensaba en todo esto cuando me topé con un vídeo donde una pareja se preguntaba cosas. Una de las preguntas fue: por qué me amas?
 Y ahí algo empezó a acomodarse. Me pregunté a mí misma por qué lo amaba. Y estos son los motivos.
Te amo porque me complementas de una forma que nunca pensé que nadie podía complementarme.
Te amo por todo lo que vivimos juntos, desde nuestra primera conversación, nuestro primer encuentro, hasta nuestros próximos encuentros.
 Te amo por la experiencia que tuvimos juntos.
 Te amo porque sos hermoso, un ser lleno de amor que hace todo lo posible para avanzar día a día como persona.
Te amo por lo que sos, por lo que fluis.
Te amo por todos los besos que plantamos juntos uno en la boca del otro.
 Te amo por los malos momentos también, algunos tristes, algunos duros, algunos muy difíciles.
Te amo por tu apoyo, por tu amor, porque es correspondido.
Te amo y no es en vano.
Te amo porque me amas como me amas.
Y aún te amaría si así no fuera. Te amaría si nada de esto fuera. Te amaría igual. Te amaría como te amo con fuerza y con valor.
 Y lo entendí, entendí de esa libertad de la que hablaba Daniel. Y me sentí fluir y me sentí libre. Me siento amada.
 Y lloré, por los dos, por todo lo que sufrimos aunque sepamos que es para avanzar. Porque somos personas y sufrimos igual. Y entendí también que sí no te tengo en mi vida, nada sería lo mismo. Me lamenté, me arrepentí de haberte dejado esa vez, porque no quería ni quiero perderte.
 Por eso todo esto me da miedo, por eso todo esto me confunde. Porque tengo miedo de perderte y sufriría más de lo que te valoro.
 Te amo por lo que somos. Nos amo porque fluimos.

lunes, 19 de octubre de 2015

ABC poesía

A veces me siento sola y vacía
pero no sufro por eso
Aprendí a vivir la vida como la mía
sin sumarme, de más peso.
Buenas personas son pocas
y las tengo que valorar
Biblioteca de copas
que se llenan de humildad

Cuando  pienso en un día soleado
no lo veo reflejado en mi
Cambio siempre de lado
pero la tristeza sigue en mi perfil

¿Dónde escapar y esconderme?
Ya no encuentro un buen lugar.
¿Deberé exponerme
para poder descansar?

Encuentro síntomas pero no motivos
donde el hielo se derrite
Está cerca del olvido
donde mis monstruos lo permiten

Fácilmente yo me rindo
ante tanta tristeza
Fundiendo un recuerdo lindo
con el fuego de mi torpeza

Gotea mi sudor
en el suelo de cerámica
Gozando de tu amor
y tu sonrisa barbárica

Haciendo las cuentas
salgo perdiendo
Hoy camino a tientas
mientras estoy muriendo

Igual o peor que antes
ahora ya ni fé tengo
Imperio de diamantes
que me encandila por dentro

Juro por mí no rogarte
aunque me ahogue en la soledad
Justo cuando empecé a odiarte
apareciste y arruinaste mi plan

Kilómetros de vereda
estuve caminando
Kilómetros de historia
que prefiero ir olvidando

Luego no habrá más nada
sólo tu recuerdo
Latente en mi mirada
que revela que no muerdo

Mirame a los ojos
¿Qué se siente haber fallado?
Me miro y me enojo
Por haberme enamorado

No dudes de mis palabras
cuando te alejes de mi
Nunca dejé de pensarlas
“Oh Dios, que ciega fui”

Olvido que me amas
y todo se vuelve azul
Oye bien mis pisadas
porque debajo estás tú.

Pero no encuentro razones
para odiarte porque sí
Piso en falso en ocasiones
por no pensar en mí.

Que difícil esta vida
la que me tocó vivir
¿Quién es la princesa perdida?
¿Estará todavía aquí?

Río mucho ante la gente
así no reconocen mis heridas
¿Realmente soy demente
por no encontrar la salida?

Soy un monstruo de lengua filosa
que te puede destruir
Soy un grito, también soy prosa
pero más soy mi sentir

Todavía sola me encuentro
aquí con mis palabras
Tanta gente que anda lento
y yo sin alcanzarlas

Una historia que contarte
pero no te la quiero decir
Un acertijo errante
que ahora tiene que partir

Vuela lejos amigo mío
tienes que ir con la montaña
Ve lento, así no te olvido
hoy mis ojitos se empañan

viernes, 16 de octubre de 2015

TRONCALES

   Bienvenidos, sí, les doy la bienvenida a este relato que hoy le traigo a usted, lector. Mi nombre es Eliana Antonella Juarez y quiero contarte una historia que comienza un día caluroso en el colegio al que iba. Allí solíamos tener exámenes finales para las materias correspondientes al área artística (asistí a un colegio orientado en las artes visuales) A estos exámenes finales los conocíamos como “troncales”; que consistían en presentar, a modo de exposición (o galería) todos los trabajos hechos durante el año. No suena muy interesante, difícil o digno de ser relatado, pero usted necesita conocer esta información para ubicarse en lo que voy a contar a continuación.
   En estas épocas todos nos volvíamos locos, pero era una locura muy extraña. Podíamos ver a los estudiantes caminando a lo largo de los pasillos mirando hacia el horizonte, sumergidos en pensamientos y preocupaciones. No existía posibilidad de hablar con ellos, puesto que estaban perdidos en sus mentes. Y si te arriesgabas, debías ser consciente de que, luego de tu intento fallido de socialización, te exponías a un tsunami de frases que rozaban (y muchas veces cruzaban) el límite de la histeria. Frases tales como “Tengo troncal de grabado el lunes y vos no me dejás pensar que tengo que hacer” o también sucedía que interrumpían lo que vos estabas diciendo con un “Callate, callate” para luego ser absorbidos  por el torbellino de ideas.
   Así se vivía el cierre del año en la Escuela de Bellas Artes Lola Mora, pero valía la pena. Pasar por todo ese estrés, los miedos, la preocupación, la sobre exigencia (que uno mismo se imponía), la ira y la depresión, cobraba sentido una vez que te sentabas (a principio del año siguiente) en las nuevas sillas de tu recién formado curso. Y te olvidabas de todas esas sensaciones (o las mirabas ya desde muy lejos) para dejar entrar a tu corazón otro tipo de emociones, y así, renovar tu estado de ánimo para dar lugar a todo eso que es el por venir.
   Muchas gracias por leer, y saludos.