lunes, 25 de junio de 2018

¿Cómo no lo vi antes?
 Las cosas internas, los mambos... Siempre creí que escribir me liberaba de esas cosas. Que así cuando se me ocurría una excelente idea, una vez escrita, se volcaba como una especie de botella con contenido.
 Me tragué esa mierda. Y eso dificultó mi visión, mi poder de reflexión.
Aún cuando escriba lo que escriba, eso sale a flote por algo en la escritura. Escribir no hace que cambie mi realidad, pero mi inconsciente claramente está gritando algo que no había podido ver hasta ahora.
 Llevo conmigo esos textos tan profundamente marcados como cuando no los escribo.

Y aún no sé que hacer con eso.

domingo, 24 de junio de 2018

Para tu deleite.

Te entiendo.
Entiendo tu dolor.
Entiendo tu negación.
Entiendo muchas cosas que te pasan y que estás callando.
Entiendo esas ganas de dejar de existir para no molestar ni preocupar.
Entiendo tu soledad y tus ansias de ya no estarlo.
Entiendo cuando pensás que no se puede confiar en nadie, y con esperanza en el pecho, volves a empezar otra historia. También entiendo lo que se siente que te rompan una y otra vez.
 Que nadie te escuche. Y no querer realmente que te escuchen ni que te entiendan, porque primero querés entender vos. Antes de que alguien más diga qué te pasa.
 Entiendo tu rechazo al mundo real. Tu apego al virtual y la fantasía.
Sé lo que se siente querer gritar para que el sonido de tus gritos sean más fuertes que tu dolor. Comprendo lo que es que tu alma se desangre día tras día y que nada de lo que hagas cambie esa realidad.
 Y sé que nos pasa a todos.
Y que eso no lo hace menos terrible o menos sentido. Si no más invisible.
Entiendo cuando te responden intentando ayudarte, pero confrontandote y vos callas.
Pero hablás con la mirada dolida.
Entiendo tu aislamiento. Y tus ganas de no salir al mundo.
Entiendo tus llantos ahogados.
Tu necesidad de ser escuchado.
Tu capacidad de callar lo que te pasa por años.
Tus ganas de llorar y decir que es injusto.
Pero no hacerlo porque hay que ser agradecido. Y no querés ser grosero.
Entiendo tu lucha interna. Y tus cambios de humor.
Y tus ganas de ya no ser una molestia para nadie.
¿Y sabes por qué entiendo todo esto?
Porque yo también me siento así.
Y también estuve al borde de ese abismo.
Y como vos lloré sangre y me partí en dos.
Y así, con esa mirada, quebrada, yo también caminaba y buscaba un poco de aliento en los demás.
También busqué amor en los brazos de alguien que no tenía idea del mundo que yo llevaba dentro.
También quise ser ese ángel que no tuve, salvando a alguien de esos miles de demonios. Mientras que en mi propia habitación los fantasmas no dejaban de aparecer, ni las voces dejaban de decirme lo estúpida e inservible que era.

Pero el dolor no es por siempre.
Sé que parece que jamás cesará y que tus heridas son estigmas de tus experiencias.
Pero las lágrimas un día ya no caen. Y no porque tengas la garganta seca y el dolor continúe. Si no porque un día, ya no duele tanto.
Y esas heridas se van cerrando. Aún cuando insistas en que son tuyas y no las quieras ir.
No. No son vos. Esas heridas, esas lágrimas, ese dolor.
No sos vos.
NO es tu identidad.
Liberate.
Llorá lo que tengas que llorar.
Aislate lo que necesites aislarte.
Gritá, pataleá, quejate.
Pero no para siempre.
Salvate.
Porque a veces los tóxicos somos nosotros mismos.
Salvate.
No te consumas a vos mismo.
Vales mucho más.
Tenes esas alas. Usalas.
Volá.
Pero volá bailando y mostrando tu esplendor.
Porque eso que sos.
Sos esa libertad de ser.
De caerte de vez en cuando.
De romperte y arreglarte, para tu deleite.

Sé. Dejate ser.

martes, 19 de junio de 2018

Me duele la cabeza. Esto no puede estar pasando. No paro de llorar, no dejan de irse. Tengo el alma partida.
 Se recupera un poquito y se parte, y se abre el doble.
 Te voy a extrañar amiga. Muchísimo. Y desde lo más profundo de mi corazón, quiero que estés tranquila.
Eras mi lumos, eras muy fuerte y humilde. Lo cierto es que personas como vos jamás se olvidan.
 Hoy mis lágrimas son por vos. Pero jamás faltarán esas risas.

miércoles, 13 de junio de 2018

When winter starts

Me convertí en montaña rusa
aquella donde tu energía la eleva
y donde se caen tus excusas.

Me convertí en objeto
De placeres y usos
de juegos y abusos.

Soy aquello que cae en el vacío
y se pierde
y se rompe
y desaparece.

Sé que a veces buscas mi encuentro,
se que desesperado lloras ante mi ausencia.

Creeme, hago bien en escaparme,
haces bien en no encontrarme.
Hacemos bien,
cuando nos perdemos de nosotros mismos.

Cuando el invierno empiece,
y las lágrimas se congelen.
Cuando los árboles se desnuden,
será ante la inmensa tristeza.

Y esperanzados, creemos.
Que algún día llegará la primavera.
Y abrumados, sabemos.
Que son todas promesas.
Que no son verdaderas.

Si existía la magia, hoy ya no está.
Y me pega un cachetazo la realidad,
un golpe que arde y escuece.
Y me trago mis lágrimas.

No me sorprende este vacío,
no me toma virgen.
Preparo un café y me siento frente a él,
a vislumbrar el caos.

Soy aquello que cae en el todo
y se pierde
y se rompe
y desaparece.

Sé que a veces buscas mi encuentro,
pero no vamos a encontrarnos.

Creeme, hacemos bien en escaparnos,
hago bien en olvidarte.
Y convertirme en nada,
para algún día ser promesa de mí misma.