Con Angie de fondo y habiendo tomado una buena taza de café, me dispuse a escribir mis pensamientos. Me interrumpió un gusto amargo. Una puntada en el pecho..."Angie, i still love you"
me recordaba que no estaba sola.
Otra vez había querido intentar algo con alguien y me había salido muy mal. La relación se destrozo como lo hace un objeto de cristal con el suelo. Aunque, aun así, me parecía percibir un dejo de lo fue.
Es como si esa persona jamas me hubiera dicho que no quería estar conmigo. Pero aun así, su accionar, sus infantilismos y su sorprendente manera de cambiar de postura cuando se lo enfrenta, me llevaban a tomar la desicion que había tomado. Y me hacia pensar que no me había equivocado. Yo ya no estaba para estas cosas. Ya me había cansado y procuraba seguir adelante como si nada hubiera pasado. Sanandome una vez mas. Tomando como ejemplo lo que alguna vez el dijo " Deja que sagre y sigue adelante" y es lo que pensaba hacer.
Tenia entre manos desarrollar otros aspectos de mi vida. Dedicarme a profesionalisarme con mis socios y determinar ese camino en mi vida. Invertir en mi, una vez mas, me parecía la mejor opción.
Ya no tenia ganas de gastar energía en una persona que quizás, solo quizás, no me aporte el apoyo que estaba buscando, o que no comparta la visión que estoy teniendo en cuanto a mis proyectos.
Necesitaba a alguien que me encendiera como una chispa, que si estaba en el suelo pudiera levantarme con dos simples palabras. Que entendiera sobre motivacion, liderazgo y conscientizacion.
En cambio, el, tenia otras preocupaciones en mente. Y no lo juzgo. Para nada lo juzgo. Puede tener lo que quiera en su cabeza. Lo que pueda y lo que pase.
Quizás no solo no estábamos destinados a estar juntos. Tal vez... Y espero que así sea, no sea nuestro momento.
Hoy puedo decir, que aunque duela, aunque me arda el pecho con su recuerdo y se me haga un nudo en la garganta por su ausencia. Hoy dejo que siga su camino.