Nunca me encontré tan a gusto. Pareciendo enseñar con total maestría a una persona, creyendo saber un poco más. Siendo la persona que pueda abrir los ojos y las mentes de los que me rodean.
No quiero que suene egocéntrico, pero es así. Amo enseñar, amo transmitir conocimiento y que me lo transmitan. Desde que tengo memoria que quiero ser docente.
Sí, sigo creyendo en que ser docente es genial ♥
miércoles, 30 de abril de 2014
viernes, 25 de abril de 2014
Una época en la que no se sabe
Y así, casi por error se abría nuevamente una etapa. Etapa de cambios, y espero que no sea una etapa de desepciones.
Buscaba encontrar, algo que no sabía. Pero sentía, sentía que debía buscar. Y sin más vueltas me encontré escribiendo por diversión, cantando, amando y jugando. Dejando de dibujar y pintar, dejando de leer. Dejando mucho, por otro poco más.
Sus palabras me daban el aliento que necesitaba para seguir, pero muy en el fondo sabía que no las necesitaba. Que por más que él me dijera y me mostrara la cara de la motivación, si no lo sentía ni escuchaba el resonar de las palabras dentro de mí, nada pasaría.
Era viernes, un viernes feo. De esos viernes que no se disfrutan, más bien se llevan en la espalda con el peso de un ancla, clavada directamente en mi cabeza, pesandome, haciendo que recuerde la densidad y la gravedad en todo su esplendor.
Yacía en mi cama, agotada de la nada misma. Pero sintendo esperanza.
Eran épocas de caídas, de errores. No quería seguir teniendo obligaciones, necesitaba vacasiones pero sabía que no iban a llegar. No ahora.
Tenía el pensamiento certero de llegar a la meta y saber que no es el final, que hay que guardarse un poquito de energía para lo que se viene "la pruebita final" y sabía muy bien, que probablemente después de la "pruebita final" venía otra.
Volvía al cóctel del vaivén. Un vaivén de cosas inciertas, un vaivén de situaciones grises que te impiden ver la claridad, y te dejan pensando... ¿Voy a escribirlo?
Buscaba encontrar, algo que no sabía. Pero sentía, sentía que debía buscar. Y sin más vueltas me encontré escribiendo por diversión, cantando, amando y jugando. Dejando de dibujar y pintar, dejando de leer. Dejando mucho, por otro poco más.
Sus palabras me daban el aliento que necesitaba para seguir, pero muy en el fondo sabía que no las necesitaba. Que por más que él me dijera y me mostrara la cara de la motivación, si no lo sentía ni escuchaba el resonar de las palabras dentro de mí, nada pasaría.
Era viernes, un viernes feo. De esos viernes que no se disfrutan, más bien se llevan en la espalda con el peso de un ancla, clavada directamente en mi cabeza, pesandome, haciendo que recuerde la densidad y la gravedad en todo su esplendor.
Yacía en mi cama, agotada de la nada misma. Pero sintendo esperanza.
Eran épocas de caídas, de errores. No quería seguir teniendo obligaciones, necesitaba vacasiones pero sabía que no iban a llegar. No ahora.
Tenía el pensamiento certero de llegar a la meta y saber que no es el final, que hay que guardarse un poquito de energía para lo que se viene "la pruebita final" y sabía muy bien, que probablemente después de la "pruebita final" venía otra.
Volvía al cóctel del vaivén. Un vaivén de cosas inciertas, un vaivén de situaciones grises que te impiden ver la claridad, y te dejan pensando... ¿Voy a escribirlo?
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